Perfiles

Llamémosle Juan. Es un perfil.
Juan es aquel que cuando le tocó decidir que estudiar eligió lo que le convenía (más sueldo, más posición) en vez de lo que le gustaba.
Juan dejó muchas mujeres por el camino, alguna le gustaba de verdad pero cuando tocó decidir escogió a una mujer de “verdad” (dulce, femenina, mona, dependiente, con objetivos: casarse y tener niños).
Entre los treinta y cuarenta (siento mi desconocimiento sobre el margen superior) se ve esclavizado en un trabajo que no le gusta pero que con suerte gana pasta.
Se ve casado con una señora gorda que aparenta diez años más que él y nada tiene que ver con la niña mona que llevaba al cine. Una señora que de lo único que sabe hablar es del yogurt de los niños y su actividad favorita es criticar a la que falta en la puerta del colegio.
A Juan no le gusta su vida, no le gusta su señora (que es una desconocida familiar), ni su trabajo. Se ve como un actor secundario en su propia vida.
Intenta rellenar sus huecos con el coche, el apartamento en la playa, las vacaciones familiares y todo lo que se puede follar por ahí.