sábado, 30 de junio de 2007

Cuentos Clásicos

Hace unos días me dio por leer cuentos clásicos. Además de ver que la versión que nos ha llegado es más bien suave, ahora no hay tanta sangre, amputaciones, ni muertes, me he dado cuenta que hay muchos puntos en común con la realidad actual.

Parece que los cuentos iban dirigidos al público femenino, siempre son princesitas, mujeres desvalidas, inocentes que acaban salvadas por el príncipe, el leñador o un señor listo y fuerte.

Están llenos de metáforas negativas que sólo servían para asustar (no vayas sola por el bosque, cuidado con el lobo...) y de lecciones morales, por ejemplo, Cenicienta una chica muy buena que no se liga al príncipe (ese que todas esperamos) hasta que no aparece en una fiesta (la discoteca) en una carroza (el descapotable) con un vestido de noche impresionante (el escotazo y los tacones). ¡Vaya valores! Así que si vas de sencilla por la vida (no es mi caso) no tienes la mínima posibilidad de enrollarte con el tío bueno de la discoteca.

El cuento que más gracia me hizo fue “La Presumida”, trata sobre una chica que va descartando pretendientes, a uno por alto, a otro por bajo, por gordo, flaco...hasta que al final acaba con un señor viejo, gordo, calvo y pobre. El cuento acaba con su moraleja “quien desprecia lo mediano acaba con algo peor”.
Hoy en día sería “Quien desprecia lo mediano acaba sola”. Ese razonamiento ya me lo han trasmitido, “cuidado que acabaras sola”. ¿Y qué? ¿Tan malo es? ¿Tanto se aburre la gente consigo misma que necesita aburrirse en compañía? No lo entiendo. Prefiero el refrán “Más vale sola que mal acompañada.”

1 comentario:

Juan dijo...

Hola

Me alegro de ver que te has venido a Blogger y de que vuelves a escribir :-).

Con respecto a los cuentos clásicos, algo que pienso fundamental es que tendríamos que situarlos en sus contextos históricos. Supongo que habrás leído la Odisea. En una escena, que ya no recuerdo bien, se cuenta cómo cuando los tripulantes de la nave de Ulises se reencuentran en una estancia, Homero narra que "sus gemidos y sus lágrimas inundaron el recinto" (o algo parecido... mala memoria). La escena de ver a una veintena de marineros y guerreros abrazándose entre lágrimas, para la mentalidad actual suena "extraña", pero en esa época era de lo más lógico.

Con respecto a "La presumida", lo puedes interpretar directamente, como haces tú, o indirectamente. Pienso que es una historia lo bastante universal como para que la elección de un sexo para la protagonista sea lo de menos. De lo que habla es de que, por esperar lo que creemos perfecto, dejamos escapar oportunidades que son mejores de lo que creemos. Suponte que hablamos de un licenciado en LADE, con sus dos o tres másters, al que le ofrecen trabajos mediocres y los rechaza todos porque él vale mucho más. ¿Qué le acaba pasando? Que alcanza los treinta sin tener apenas experiencia laboral, y acaba teniendo que trabajar en lo que sea, cuando cogiendo alguno de los trabajos mediocres, podría haber adquirido una experiencia valiosa para alcanzar su puesto deseado.

En lo que te doy la razón es en lo actuales que son estas historias.

Un saludo y perdón por el ladrillo.


Juan